Los bosques del macizo son aptos para el silvopastoralismo generalmente de oveja y cabra. La vegetación de la zona, así como las bellotas, son un recurso muy nutritivo muy valorado por estos animales. Si este pastoreo en bosque se combina con el pasto en zonas abiertas de pasto el rebaño obtiene gran parte del recurso necesario para su alimentación.
Así en el Montnegre-Corredor, hace muchos años que se practica el pastoralismo, antiguamente ligado a la trashumancia en verano en el prepirineo y actualmente con rebaños permanentes en la zona. Estos rebaños son dirigidos por un pastor que guía al rebaño dentro de su ámbito de pasto en la búsqueda del alimento. Este pasto guiado e intermitente permite el equilibrio entre la alimentación del rebaño y la regeneración constante del bosque, mejora la prevención de incendios favoreciendo la discontituidad entre árboles y sotobosque, y favorece el mantenimiento de los hábitats asociados a los espacios abiertos.